Y es que el post de hoy no tiene otro objetivo diferente, a hablar de
esa cosa que tanto nos preocupa, no saca canas, es razón de la soltería de
muchos, del verano de todos, la culpa de otros y que finalmente no sabemos si
la suerte que nos deparo el destino, es por la lengua de los demás o por la
papaya que dimos. La reputación
Antes de empezar a profundizar el tema, yo al igual que ustedes, no he
sido ningún monje, así que no pido al mundo que me rodea esté iluminado por el
Espíritu Santo y castrado de pies, manos, pensamiento, obra y omisión; Porque
así que chiste, cargar culpas. Pero si exijo un poquito de sentido común. No abusen.
Pero, ¿por qué hablar de precisamente de este tema que a todos nos raspa
pero a muy pocos nos saca costra? Pues desde esta semana, esta palabra me ha
estado persiguiendo no solo a mí, sino a mis allegados, espere es cuento.
Para empezar, mi amigo Juan me demostró que en un par de horas, uno se
puede tirar una reputación construida toda la vida.
Otra persona, me hizo un reclamo, porque según él. Yo le cago su
reputación con mis trinos en Twitter. Y también gracias a la lengüita del que
alguna vez pensé que era mi amigo y ahora solo se dedica a inventar de mí y mis
cuanta cosa puede cuando su vida ya está más que hecha mierda, ¿o se te olvida
que estas sin amigos y sin nada y no es por mi culpa?
Julián, Me demostró con sus actos que la mala reputación de su novio, no
es comparada con el inmenso amor que le tiene. Y que a veces una reputación
puede marcar la diferencia, pero cuando uno prefiere confiar más en los
comentarios de la gente que en la palabra de su pareja, es cuando estamos
jodidos, y como dicen por ahí, es mejor partir con dolor.
Y no podía dejar de lado a Javier, Quien luego de hacernos unas malas
pasadas por un tiempo, y acabar con nuestra reputación, pasamos toda una tarde
viendo películas; Como si jamás hubieran salido comentarios malos del uno hacia
el otro.
Todos vivimos pendientes de la reputación. De qué tan mala es la nuestra
y de cómo alimentamos la de los demás. Como para no vernos peor. Pero a final
de cuentas, esa una de las únicas cosas que difícilmente podremos controlar en
la vida.
Me pregunto, ¿porque si la Reputación es algo tan elemental e
impersonal, todos viven tan pendientes de ella?, ¿porque no solo nos valemos de
lo que vemos, si no también empezamos a preguntar cuál es la imagen proyectada
a los demás?, ¿porque no conocer a la gente antes de escuchar el criterio de
los otros? Y peor aún ¿Por qué hablar del que no conocemos, solo basándonos en
comentarios de los demás?
Pues es muy simple. Por inseguridad. Por estar prevenidos, pero sobre
todo para evitar andar con gente de “dudosa reputación”.
Mala fama tenemos todos, gracias a todos. Pero más a los desocupados.
Y otra, la del ex novio que se pone a averiguar cuanta maricada se le
ocurra de uno solo para en algún momento trapear con la reputación de uno o con
lo que queda de ella solo para así hacerse la victima antes los demás y uno
terminar siendo el hp, porque si no se dio cuenta usted, durante el tiempo que
compartieron, el tipo de persona que es. A nadie le corresponde dar ese tipo de
información, ah sí, a los alimentadores de REPUTACION.
Pero usted dirá, ¿cómo se hace uno a una buena reputación?, eso no
existe, porque sí existiera la buena reputación, no fuera reputación, fueran
referencias, que de “Puta” no tienen nada.
Mínimo es ese personaje dolido, que no se lo pudo comer con usted o con
alguien que usted se comió por mucho tiempo. También ese amigo que le quiera
volar el levante. Esa vecina chismosa que vive pendiente más de su vida sexual
que usted mismo, esa persona morronga y jarta que usted no quiso rumbearse, por
fácil. Ese compañero de trabajo que le carga bronca por tener un mejor puesto
que el o un mejor sueldo. Todos ellos le pueden dar Reputación y usted
sencillamente nunca hizo nada, es más nunca pensó en ellos por un segundo.
Lamentablemente estamos en una sociedad consumista. Acá el chisme
entretiene, distrae, emociona y hasta vende. ¿O como creen que comen los presentadores
de farándula de nuestra TV colombiana? Se tiene que hablar de los demás, entre
más mal pues mejor. Más vende, más entretiene y a todos les encanta.
Y pues si tengo Reputación o no. Para mí no es importante porque las
personas que realmente lo conocen a uno, no piensan así. Los demás los extraños
desconocidos e impresionistas (que dependen de las impresiones de los demás) se
pueden quedar lejos. Porque el punto clave es tener la conciencia tranquila. No
ser mojigato y menos santo.