lunes, 9 de junio de 2014

Con el corazón en la mano.



Qué pena mis amigos por el abandono y pues ya era justo romper el silencio, de ante mano gracias a todos los que gastan un poco de su tiempo en leer las maricadas que se me ocurren, las historias chéveres y las no tan chéveres y por aguantarme, no pensé que este blog tuviera tanta acogida; ahora si vamos con el post.

Si escribo es porque tengo el corazón en la mano. Al menos en lo que se refiere a mis escritos honestos, por supuesto. Uno puede escribir porque un amigo se lo pide, porque la labor académica así lo exige o porque necesitan plata y si eso de las letras es lo único que uno medio sabe hacer, entonces es mejor dedicarse a eso que fracasar en otras cosas.

Pero ¿Y qué cuando no hay más ganas de nada? ¿Y cuándo tus lectores tienen expectativas de qué es lo siguiente que tu cerebro perturbado va a vomitar? ¿Será tan bueno este post como el anterior?

Por eso inauguro este espacio. Sí, habrá poesía; sí, habrá cuentos; sí, habrá canciones. Pero también habrá líneas para reírme, expresar las cosas que me dan miedo, imágenes de esas que colecciono todos los días y me gusta compartir, porque el mundo ya me las compartió primero. También habrá espacio para alguna ocasional y saludable mentada de madre y por qué no, para sólo decirle hola a la vida.

Bienvenidos a este lugar, donde tal vez no haya la sobriedad literaria a la que los tengo acostumbrados en las redes sociales, pero eso sí, la garantía está en que cada escrito llegará con un bono de transparencia y con el corazón en la mano.